Cóncavo nació como una forma de volver al centro.
De hacer espacio a lo que calma, a lo que dura,
a esos rituales cotidianos que hacen que una casa se sienta propia.
Soy Sofía, y este proyecto empezó por una intuición:
la de rodearme de objetos y detalles que pudiera elegir uno a uno.
Mirarlos de cerca, combinarlos, darles un sentido.
Ejercitar la mirada, y también habitar desde otro lugar.
Siempre me atrajeron los oficios.
Esa forma de trabajar con el cuerpo, con el tiempo, con la historia.
Por eso, cada pieza de Cóncavo está hecha por personas que fueron buscadas,
no solo por lo que hacen, sino por cómo lo hacen.
Ceramistas, torneros, tejedoras, artistas textiles,
manos que trabajan el cuero, terrazo, papel, imagen.
Miradas que sienten, saberes que se cruzan.
Cóncavo es un equipo.
Un proyecto colectivo, curado con cuidado.
Yo me ocupo de unir todas esas partes,
de acompañar los procesos,
de cuidar cada detalle.
Creemos en lo que se hace bien.
En lo que encuentra su lugar sin gritar.
En lo que permanece.
